Un recuerdo de bosque para Gabriel

Ilustración de Ana Juan

Gabriel me llevó al bosque. Quería enseñarme algunos encantos de la naturaleza que pocos suelen conocer. En medio del camino tomó mi mano y respiró profundamente, parecía tener la intención de decir algo importante, pero finalmente se arrepintió. Siempre quise decirle a Gabriel que era una enamorada de sus libros y que leía por noches enteras todas las cartas de amor que dirigía en sus escritos a alguna mujer desconocida, pero pocas veces fui  capaz de hablarle. Siempre en la escuela nos veíamos y me enviaba cada mes su último libro repleto de cuentos de amor, relatos cortos o frases de poca importancia. Me enviaba también alguna foto del bosque o del cielo azulado o del profundo mar.

Una tarde saliendo de clase, Gabriel se acercó, me besó la mejilla con gesto de dulzura  y me dijo que quería conocer conmigo un lugar muy especial. Entonces fuimos al bosque. Después de caminar, tomados de la mano, en medio del encanto de las aves y los enormes árboles, Gabriel se detuvo y tomó el valor para decirme lo mucho que me amaba. Yo también lo amaba a él, profundamente, como pocas veces las personas suelen amar.

Durante mucho tiempo visité el bosque con Gabriel y en el pasar de los días, los meses y los años, me enamoraba más de él, de su sonrisa, de sus besos, de su compañía. En el esplendor de aquel amor conocí la felicidad, una felicidad cálida y tranquila que me hacía ver los días apacibles y hermosos como el bosque. Era una felicidad tan solo nuestra, de Gabriel y yo.

Muchas veces escapamos, de los días pesados, de las tardes tormentosas, de las personas egoístas, de los viajes imposibles, de las tristezas ajenas. Muchas veces logramos llegar a lugares lejanos y conocimos en medio de múltiples aventuras el valor de la igualdad, del amor, del respeto, el valor de reflejar lo que en verdad se es.

Gabriel es mi mejor historia por contar. Cuando visito el bosque lo recuerdo con dulzura, lo extraño profundamente y cada atardecer en medio de las aves y los enormes árboles leo su libros repletos  de cuentos y cartas de amor. 

Laura Bustamante