Ilustración de Jymi Liao
La recordaba entre las olas, espesas y a la
vez muy silenciosas. Siempre después de conocer el mar me llevaba entre mis
ropas todo su aroma, un dulce aroma de arena y brisa, que me hacía soñar. El
mar era nuestro único universo, ella como un mágico ser de aguas azules se
hacía amor, dulzura y deseo. Siempre la tuve conmigo, siempre la ame como a
nadie, siempre me beso en las tardes, siempre me regalaba el océano y éramos a través
de aquel azul espeso un solo halito de amor. Nunca pensé que escaparía. Cuando nos
conocimos pensé encontrarlo todo. Quise amarla para siempre y ser entre su gran
universo, su único amor, su único deseo. Ella nunca estuvo ahí. Fue fugaz,
aunque siempre eterna. Nunca me amó. Yo solo era el hombre enamorado. Solo soy.
Solo estoy en sus aguas, en su mundo y veo a través de la piel y el deseo de
ella. Sólo me muero por su aroma y sueño cada noche bajo la brisa azul que
nunca escapó. Pero entonces llega la mañana y ella ya no esta, ya no hay
silencio, ni espacio para pensar porque de nuevo su recuerdo me invade. Mi
tacto se hace débil, mis sentidos ya no están, solo ella permanece, nada más
que ella: Árula, Árula la del mar.
Laura Bustamante
La grafa trae alusiones a los dibujos que acompañaron el memorable texto de "El principito". Siempre escribes con mucha fuerza sin perder el cuidado en la formas y el ritmo. Que bien. CESAR BUSTAMANTE
ResponderEliminar<3
ResponderEliminarDessine-moi un mouton !
ResponderEliminarUna vez vi en la tele una historia parecida. Ella se llamaba María. [en nuestra cultura/generación, imposible no hacer la relación,