Para Melissa
Maria Cristina Romero
Pensé tantas cosas, me hundí en el asfalto,
me senté en el banco más amarillo del parque y escribí tras un dolor tan frágil
y ausente, que nadie podría reconocer. Ya no quiero ser nada, ni tu amor, ni tu
poeta, tu silencio me invita a desaparecer, y aun así no logro hacerme
invisible. Comparto todo en este banco,
me hago transeúnte y me llevo entre los hombros el peso de esta gran ciudad, no
te veo, ni siquiera te diviso, no se donde estoy exactamente, no sé quien
quiero ser en verdad. La juventud del cielo me toma de las manos y entonces con
la mirada frente al mundo solo espero ser fuerte y fugaz, sin depender de este
dolor, sin ser tan cautiva de tu amor.
Siempre suelo escribirle a alguien, siempre
suelo escribirte a ti, pero los versos se han terminado y la basta distancia
que se promulga entre los dos me hace insostenible.
Laura Bustamante.
Hay que perderlo bien, perderlo todo para no encaminarse a la decadencia. Por linda que parezca y por mucha poesía que produzca, no hace bien.
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