Dali, Somnen
El fuego abrió las puertas y la
cámara de humo que se desvanecía en tu estomago me dejo los labios pintados de
dolor. Basta, stop, el hambre dejo el pensamiento a punto de morir. Me lamiste
el cerebro y dejaste mi sabor detrás de tus pinturas, me lamiste las piernas y
la puta de la esquina te dijo que nada estaba bien; tu porquería distorsiono
mis pasos, tus besos afligieron las mariposas del desierto, la saliva que me
diste y la ultima caricia de tu amarilla dimensión se perdieron en el batiscafo
del mar más profundo. Si ya te diste
cuenta que mi amor no te curo la enfermedad, deberías, al menos, en honor a mis
deseos, expulsarme por completo de todo tu existencia. Pues aunque quisieras
secuestrar todos mis recuerdos, la libertad me rescató los sueños y tu frágil
figurita de ser inanimado se ha quedado con las manos cayendo hacia al vacio.
Laura Bustamante
Terminar definitivamente para no quedarse en su enfermedad que no se curó. Bien. ¿Te dijo a qué sabe tu cerebro?
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