Jean-Honore Fragonard |
No te resignes en mis perdidas. Finalmente nunca nada está perdido.
No pienses en arrepentimientos, no hay que acarrear consecuencias.
Piensa en mi. En cada palabra, en cada beso.
Piensa en la intimidad que se escondía en el sudor de nuestras pieles.
Piensa en mis ojos negros.
En mi boca tenue y con sabor de trópico.
Escóndete del futuro que algunos promulgan y mientras tanto háblame en voz baja. Tan baja como sea posible.
Susúrrame mas suave, que mi sensualidad se agota.
Despiértame despacio, que el amanecer aún no aparece.
Y cuando la mañana nos alcance envuélveme en tus sabanas.
Y cuando la noche nos descubra escóndete en mis brazos.
La locura que nos sigue solo es polvo en la atmósfera de la pesada ciudad, así que cúbrete en mi silencio, que las palabras te delatan y el movimiento te resigna.
Ahora deja que la música se hunda en cada despertar y despierta en el rumor de mis abrazos. Sin prisa, sin afán.
Tócame sin miedo, que los miedos son tan solo penas inventadas.
Escribe para mi unos cuantos versos y espera a que la noche caiga de nuevo.
El amor se impregnará en tu tacto y el tiempo perderá toda superficie.
Laura Bustamante
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